Mi novia es la mujer más increíble que he conocido (y vaya que he conocido gente).
Desde el primer momento en que la conocí sacudió mi mundo, me enamoró al instante, así, sin que nada más importara, la sacudida fue total, no hubo nada que hacer. Me enamoraron sus letras porque esta demás decir que al escribir plasmamos lo que somos y ella es una mujer maravillosa, con una ortografía perfecta y una sintaxis orgásmica. Me enamoré sin conocer muchas cosas de ella, lo admito, pero también debo admitir que mientras más la fui conociendo, más me iba encantando y maravillando con su forma de ser, con su inteligencia, su seguridad, su manera de desenvolverse, de actuar, su forma de analizar las cosas, su pasión por la lectura, cada día corroboro que es perfecta. Porque no solo es inteligente al grado de convertirla en la mujer más sexy, sino que además es bellísima y si digo que pudiera tener a cualquier mujer a su lado, es porque es verdad, porque propuestas no le han faltado, porque muchas personas sin conocerla como yo la conozco quisieran la oportunidad de salir con ella, de poder tener algo, lo que sea, no los culpo. Te sientes especial a su lado, única, porque si eres digna de su mirada, de su sonrisa, de su tiempo, te puedes considerar la persona más afortunada del mundo.
Yo así me siento.
Pero confieso que hay veces en que me siento como un simple mortal y que a ella la veo en un nivel tan alto que siento que no la voy a alcanzar nunca. Confieso que me da miedo no serle suficiente, no estar a su altura. Confieso que la amo con locura, hasta el tuétano, que la admiro y estoy orgullosa de ella, que sé que es tan chingona que puede lograr lo que sea, lo que quiera, (para muestra su logro de hoy que yo estaba segura que tendría) pero también estoy consciente de que amarla es lo más sencillo del mundo porque es imposible no hacerlo, porque si la conoces es imposible no enamorarte, no perderte en su sonrisa, en su mirada, no amar cada parte de ella...
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