lunes, 17 de diciembre de 2012

¡Que vaya y chingue a su madre!

¿Que por qué no le hablo? Porque es un pendejo, porque todo se le perdona, porque hay que ayudarlo siempre y tenerle consideración, porque siempre ha sido un pinche mimado, pendejo, que vive en su mundo perfecto y pendejo en el que él y sólo él puede tener razón y saber todas las soluciones a todo, sobre todo a problemas que él crea porque en verdad no existen.
Me emputa porque es su hermano, el pequeño, el "pobrecito porque de seguro el quedarse sin su madre tan pequeño debió ser muy duro" claro y para los otros 5 debió ser lo más sencillo del mundo.
QUE CHINGUE A SU MADRE, ES UN IMBÉCIL, UN IDIOTA, UN PINCHE DEMENTOR, nada más de verlo me quita la felicidad, ya a estas alturas me molesta el tan solo pensarlo, yo lo único que quiero es ya no tener que verlo, ni hablar, ni nada, pero su estupidez, su pendejez me termina afectando, como ahora, o sea, en què pinche cabeza cabe?
Puta madre, que se joda, que se chingue, no lo puedo detestar más, me emputaaaaaaaaaaaa!
Pero afortunadamente esto me ha servido para corroborar que las decisiones que he tomado y lo que he dicho, ha estado muy bien.
¡Es un pendejo, un pendejo que me tiene hasta la madre!

1 comentario:

Pat dijo...

Qué rico poder decir "Que vaya y chingue a su madre", es un mantra MUY efectivo. ¡Jajajajaja!. Y una vez "mantreado" a gozar de la vida que es maravillosa. :D Un gran abrazo!!